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FACTORES QUE INFLUYEN EN LA SALUD DEL SISTEMA NERVIOSO

 

Gracias a la permanente investigación en neurología, disponemos de abundante información acerca de cómo se desarrolla y cómo funciona nuestro cerebro, y por qué se producen las enfermedades neurológicas. Con los últimos descubrimientos, se han abierto puertas interesantes en este sentido.

Revisemos cada uno de los factores que influyen en la salud de nuestro sistema nervioso.

 

23 pares de cromosomas humanos23 pares de cromosomas humanosGenética-herencia

Los avances en genética molecular han permitido identificar un gran número de mutaciones y de polimorfismos que determinan la herencia de numerosas enfermedades neurológicas . Algunos determinantes genéticos convierten la enfermedad en claramente hereditaria, como p.e algunas formas de Enfermedad de Parkinson de inicio juvenil, mientras que otros solamente aumentan el riesgo de padecerlas.

Un avance novedoso y que quizás permitirá un enfoque muy diferente de estas enfermedades en el futuro  es la epigenética. Esta área de estudio de la biología, estudia la expresión de los genes, es decir, esa capacidad que tiene un gen de expresarse o no, en función de diferentes factores ambientales , hormonales , infecciosos, etc.  Esto genera la esperanza de que, aunque una persona sea portadora de una “señal” genética que predispone a una enfermedad, si conocemos los factores que hacen que esa señal se exprese o no, podamos modificar el riesgo de padecer la enfermedad a la que predispone.

 

 

 

Riesgo de Enfermedad de Alzheimer por grupo de edadRiesgo de Enfermedad de Alzheimer por grupo de edad

Edad

La edad también influye en muchas enfermedades neurológicas. A mayor edad mayor riesgo de padecer aterosclerosis cerebral y enfermedades neurodegenerativas.  Así p.e. la enfermedad de Alzheimer  tiene una prevalencia del 3% a los 65 años y casi del 20% en mayores de 80 años. Las razones son desconocidas, pero muy probablemente tengan relación con los mecanismos biológicos del envejecimiento celular como p.e. la acumulación de radicales libres en  los tejidos (stress oxidativo aumenta), pérdida de la capacidad de reparar los daños en el ADN, pérdida de la capacidad de las células madre para regenerar tejidos, etc.

 

 

 

 

 

Factores ambientales

 

Nutrición

Muchos estudios avalan la influencia de la nutrición en el cerebro, y en  el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas.

Nadie duda ya de que la alimentación inadecuada, p.e rica en grasas (saturadas), aumenta el riesgo de aterosclerosis y con ello de enfermedad coronaria  (infarto de miocardio) o vascular cerebral  (ictus).

Cada vez hay más grupos de investigación que estudian qué  componentes de la nutrición tienen un efecto protector del sistema nervioso, el llamado efecto neuroprotector.  Los componentes que más estudios han generado y están generando,  son :

  • ciertas vitaminas : vitamina A, B, D, E
  • los polifenoles (y, dentro de éstos, los flavonoides) : sustancias químicas presentes en los vegetales y más abundantes en uva, manzana, cacao, cerezas, arándanos, granadas y en bebidas como en el vino tinto
  • ácidos grasos polinsaturados :
    • omega-3: Ácido Alfa Linolenico (ALA),  ácido docosahexaenoico (DHA)y  ácido eicosapentanoico (EPA) : presentes de forma más abundante  en los frutos secos, el pescado azul, ciertos crustáceos, semillas como la linaza
    • omega-6

    • omega-9

 

También hay estudios recientes, tanto en animales como en humanos que apuntan a que la ingesta calórica reducida (reducción de número de calorías, pero manteniendo una correcta ingesta de los nutrientes esenciales) previene el deterioro cognitivo y la demencia de Alzheimer .

 

Ejercicio físico

El ejercicio físico, además de sus conocidos efectos beneficiosos físicos, también se ha asociado a un mejor rendimiento intelectual y a la prevención de la demencia.  Diversos son los mecanismos implicados en esta mejoría:

  • aumento de la vascularización del cerebro ( mayor aporte de oxígeno y nutrientes)
  • aumento de la producción de sustancias que promueven la formación de neuronas y de nuevas conexiones entre ellas
  • aumento del volumen de regiones del cerebro implicadas en la memoria
  • etc

Incluso una actividad física modesta pero contínua aumenta el volumen de aquellas áreas cerebrales que típicamente se atrofian en la senectud, previniendo y retrasando la aparición de la enfermedad de Alzheimer.

 

Estado emocional

 

Es conocido que el estrés psicológico perjudica nuestra salud. Como ocurre con la nutrición incorrecta, sabemos que el estrés crónico, mantenido, aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (angina de pecho, infarto de miocardio). También se ha podido demostrar cómo el estrés crónico altera nuestra inmunidad y nos hace más vulnerables a las infecciones.

No caben dudas de que nuestro estado emocional  también tiene repercusión en nuestro sistema nervioso. La ansiedad, la depresión, el estrés crónico, afectan a nuestro cerebro. Veamos cómo:

  • estrés : cuando el adaptarnos a las condiciones de nuestro entorno (laboral o familiar) nos resulta difícil, esta falta de adaptación nos genera estrés. Nos sentimos mal (nerviosismo, trastornos del sueño, dolores de cabeza, etc) porque nuestro cerebro reacciona al malestar emocional mediante una anormal secreción de hormonas. Éstas, a su vez,  provocan una producción excesiva de otra hormona, el cortisol,  por parte de nuestro organismo. El exceso de cortisol, además de otros perjuicios, repercute negativamente sobre nuestro cerebro. Se ha comprobado p.e. que el exceso de cortisol provoca un daño neuronal en el hipocampo, una región del cerebro crucial para la memoria y el aprendizaje.
  • depresión: cuando hay un bajo estado de ánimo patológico, también se alteran los circuitos bioquímicos de nuestro cerebro. Así p.e. se modifica el equilibrio normal entre sustancias como la serotonina, dopamina y noradrenalina. Este desequilibrio también repercute negativamente en nuestro rendimiento intelectual. La situación extrema es lo que denominamos “pseudodemencia depresiva”, en la que la persona presenta síntomas similares a un paciente con demencia, pero que son reversibles cuando su estado emocional mejora.

Numerosos estudios han demostrado cómo el estado emocional puede afectar a nuestro cerebro, no sólo funcionalmente, sino también en su estructura. Así, un estudio reciente que comparó 30 individuos sometidos a stress laboral con 60 individuos sin estrés,  observó, mediante mediciones con resonancia magnética cerebral, que ciertas áreas cerebrales tenían un menor volumen en el primer grupo.

 

De todos estos factores, comprobamos que algunos no dependen de nosotros, como la información genética de la que somos portadores o la edad. Pero muchos otros factores, la nutrición, el ejercicio, el estrés, sí podemos, al menos en parte, modificarlos de cara a mejorar la salud de nuestro cerebro.

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